Los bosques y suelos almacenan más carbono que cualquier otro ecosistema terrestre y cumplen un rol crucial en la mitigación del cambio climático. Al talarlos dejan de ser almacenes de carbono para convertirse en fuentes del mismo, agravando esta situación.
Mantener extensiones continuas de bosques no sólo permite aumentar su capacidad de recuperación frente al cambio climático, sino también que allí puedan vivir especies, que se adapten al cambio climático y que continúen brindando servicios.
Cuanto más tardemos en reducir estas emisiones, mayores serán las consecuencias y el costo en términos económicos, sociales y ecológicos.